Aprender. Y así siempre.

He aprendido mucho de mí misma. Y eso es algo de lo que no me doy cuenta muy a menudo.

Sé como soy y eso me ha hecho saber lo que tengo y lo que quiero.

Sé que soy cabezona, que en eso no me gana nadie. Sé que tengo mal humor, que hay días que todo me molesta. Pero también sé que sé apreciar los pequeños momentos como si fueran los más importantes.

Que me río por nada. Que soy muy caprichosa pero me acabo conformando con poco. Y qué coño, que soy fuerte. Pero eso me ha costado un poco más entenderlo. Y me ha ayudado a hacerlo esa persona a la que no hace falta que nombre porque ya sabe quien es. 

Porque me acompaña desde lejos siempre que algo me preocupa, solo como él sabe. Porque me ha hecho ser mejor persona con esos momentos en los que no estando aquí, ha estado conmigo. Y me ha recordado siempre lo que valgo, ayudándome a sobrellevar cualquier problema. Por eso sé que soy fuerte, gracias a esa persona que solo por lo grande que es y lo grande que te hace sentir por contar con él, se merece todo lo bueno que le puede pasar a alguien. 

Y poco más sé de mí... Sé que me quedan mil cosas que aprender, y que siempre quedarán mil más, pero aunque a veces me parezca imposible decirlo, me siento orgullosa de ser quien soy. Y de contar con quien cuento.