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lunes, 26 de agosto de 2013

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Me da envidia esa gente que al escribir, hace que incluso sus penas parezcan bonitas. Y yo tengo penas, joder, pero no tengo eso que esas personas tienen en los dedos. Ni si quiera tengo ganas.
No sé hablar de amor sin que parezca una tonta canción de las que odio.
Yo sólo sé lo que he vivido, y sé lo jodido que es querer a quien no te quiere. Pero a estas alturas de la vida poca gente hay que no sepa ya qué es eso, así que para qué intentar explicarlo.
Algo he aprendido de luchar y dejarme las ganas y las fuerzas en una sola meta. Y a veces conseguirla, pero otras quedarme por el camino. Y eso,eso es de lo que más sé. De lo que he aprendido en el camino. Hablo de aprender a conocerse a uno mismo y de mandar a la mierda a quien intente hacerte creer que no eres quien eres. De saber por qué has cogido ese camino y por qué no debes abandonarlo hasta que él no te abandone a ti. Pero a estas alturas de la vida, poca gente hay que haga caso a los consejos que da alguien sin eso que esas personas tienen en los dedos magia , así que para qué intentar explicarlo.

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Es como si llegaras al mundo con una caja de lápices. Tu caja puede ser de 8 ó de 16, pero lo que importa es lo que haces con los colores que te dan. No debe importar si coloreas fuera o dentro de las líneas. Yo coloreo fuera de la página, que no me limiten.